Incluso antes de la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, Canadá ya había comenzado a cerrar sus puertas a los migrantes. Actualmente, organizaciones que trabajan con refugiados temen que las nuevas políticas canadienses y de la Casa Blanca empujen a los solicitantes de asilo a soluciones desesperadas y peligrosas.
Ante el desplome en las encuestas, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, está embarcado desde hace más de un año en un giro de 180 grados respecto a las políticas migratorias que lo llevaron al poder.
En 2017, cuando Trump llegó por primera vez a la presidencia y implementó medidas para expulsar a miles de refugiados y ciudadanos de siete países de mayoría musulmana, Trudeau publicó en las redes sociales: “A aquellos que huyen de la persecución, el terror, la guerra, los canadienses les darán la bienvenida sin importar su fe. La diversidad es nuestra fuerza.”
Siete años después, los millones que Trump ha amenazado con deportar una vez regrese a la Casa Blanca en enero de 2025 no encontrarán otro mensaje acogedor del primer ministro canadiense. Todo lo contrario.
“La realidad es que no todos son bienvenidos aquí,” declaró el pasado 12 de noviembre el ministro de Inmigración de Trudeau, Marc Miller, considerado uno de los más cercanos a Trudeau. Este mensaje ha causado temor y grave preocupación entre las organizaciones en Canadá que trabajan con refugiados y migrantes.
Loly Rico, fundadora del FCJ Refugee Centre, una de las organizaciones más activas en defensa de los refugiados desde 1991, declaró que si el cambio observado en Trudeau es malo, lo que puede venir después es aterrador.
“Estamos realmente preocupados porque si con el Gobierno de Trudeau se han cerrado las puertas para la migración, si cambia el Gobierno va a ser mucho peor,” explicó.
Rico se refiere a la posible llegada al poder en Canadá de Pierre Poilievre, el actual líder del Partido Conservador, quien, según las encuestas, está sistemáticamente hasta 20 puntos por delante de Trudeau y su Partido Liberal. Poilievre se ha destacado por su populismo radical desde que asumió el liderazgo del partido a finales de 2022.
Rico, quien llegó a Canadá como refugiada salvadoreña junto a su esposo y cofundador del FCJ Refugee Centre, Francisco Rico Martínez, añadió que desde la victoria electoral de Trump, se ha multiplicado el número de personas que solicitan información sobre cómo pedir asilo en Canadá.
Una frontera prácticamente cerrada para los solicitantes de asilo. Las encuestas y la presión de Poilievre han empujado a Trudeau a cerrar la frontera. Todo comenzó en 2023, cuando Ottawa renegoció con Washington el llamado ‘acuerdo del tercer país seguro’, que impedía que una persona llegara a un puesto fronterizo canadiense desde Estados Unidos y solicitara asilo, permitiéndolo solo si entraba por un paso irregular. Una reforma implementada ese año eliminó ese vacío legal.
Medidas adicionales anunciadas en las últimas semanas por Ottawa significarán que, solo en 2025, alrededor de 1.2 millones de residentes temporales, entre trabajadores y estudiantes, tendrán que abandonar Canadá. Además, Canadá reducirá el número de inmigrantes en hasta un 27% en los próximos tres años.
Rico teme que todas estas políticas provocarán que más personas intenten cruzar de forma irregular la frontera entre Estados Unidos y Canadá, especialmente en los próximos meses durante el crudo invierno canadiense.
“Van a cruzar con frío, sin protección, más vulnerables a los traficantes. Porque la movilidad nunca la han parado ni los muros de Trump en el sur ni los cambios de política en el norte,” explicó. Recordó cómo en 2022 una familia de la India de cuatro personas, incluidos su hija de 11 años y su hijo de tres años, murió congelada al intentar cruzar la frontera en mitad del invierno.
La realidad puede ser incluso peor. Tom Homan, candidato a ser el “zar fronterizo” de Trump, declaró hace pocos días que anticipa “difíciles conversaciones” con Canadá porque considera que la frontera septentrional de Estados Unidos “es un enorme problema de seguridad nacional.”
Homan añadió que ciudadanos de países que Washington considera patrocinan el terrorismo “utilizan Canadá como puerta de entrada a Estados Unidos.”
Una retórica que podría obligar a Canadá a endurecer aún más sus políticas migratorias.